Las 3 preguntas

Durante esta etapa de resguardo me he encontrado frente al deseo de querer hacer algo con mis hijos; algo que valga la pena, donde ellos aprendan de todo lo que estamos viviendo. Escucho, leo, y veo tantas propuestas, que todas me parecen maravillosas. Al mismo tiempo me doy cuenta de la presión que ejerzo sobre mi misma al tratar de que todo sea un aprendizaje. Sobre todo por lo difícil que puede llegar a ser el encierro, el cansancio que significa tener casa limpia, hacer de comer, tener rutinas; todavía me exijo más al tratar de lograr que mis hijos aprendan de esto.

 

Me he dado cuenta de que entre más me esforzaba por tratar de que sea “significativo” menos lo lograba.  La energía que ponía en hacer las cosas de esa manera, venía desde un lugar de exigencia y no de tolerancia; desde la frustración y no la empatía.

Si bien trabajemos por hacer algo o no, de esta terrible situación todos vamos a salir aprendiendo cosas; ese tiene que ser el primer paso a entender y podernos relajar.

Nuestros niños aprenden del ejemplo, están mejor conectados y son más conscientes de lo que somos los adultos. Observan más, viven el momento presente y esto les permite darse cuenta de muchas cosas que nosotros no tenemos ni idea.

Cuántas veces no te han sorprendido con alguna pregunta: Má, ¿te acuerdas cuando hiciste tal o dijiste tal…? Y tu ni idea, ni te acuerdas o si te acuerdas no puedes creer que lo haya captado así.  Lo anterior es debido a que el presente, y no están todo el tiempo pensando que va a pasar después, o si algo pasó antes. Esto es Meditación Pura.

Conforme vamos creciendo perdemos esta capacidad y a los 40 (haciendo referencia a mí), decidimos que ese es el camino correcto a seguir; donde podemos ser realmente felices. ¡Pero, por dios! ¿por qué nos salimos del “camino” en un principio? Pues es muy fácil; porque del ejemplo aprendimos, de nuestros padres, de los adultos, al final son más sabios, ¿no?, o eso se supone. Copiamos lo que vemos y lo que sentimos, la energía no miente. Imitamos actitudes, reacciones, pensamientos; todos los días, todo el tiempo.

Entonces, si los niños están constantemente aprendiendo a través de los sentidos para que me preocupo de lo que van a aprender de este momento histórico; mejor me ocupo de cómo estoy yo reaccionando y de lo que estoy aprendiendo, manifestando y modelando. Proyectar esto ayudará a que ellos, en su modo de aprendizaje, se vea fortalecido, puesto que aprenden viendo, y sobre todo nosotros podemos relajar esa parte y observar más, buscar regresar al “camino” y vivir el presente tal cual es.

 

 

Justamente, en el hoy… No, controlamos el futuro y no podemos dejar que la incertidumbre nos controle.  Podemos darnos la oportunidad de retomar el momento preciso. Cada instante es importante e irrepetible. Tratar de vivir sin expectativa, sin juicio.  Es lo que es y no hay más.

Se me ocurrió en un ratito que pude estar a solas con cada uno de mis hijos, donde lo primero que hice fue conectar a través de los sentido (ya les daré algunos tips de esto). Decidí hacerles un pequeño masaje, lo aman, conecte con ellos y ahí se me ocurrieron 3 preguntas:

 

  1.  ¿Qué has descubierto de ti, que no sabias durante este tiempo de encierro?
  2.  ¿Qué aspecto positivo de otro miembro de la familia ves, que antes no habías visto?
  3.  ¿Qué has aprendido a hacer que antes no sabías?

 

Las respuestas empezaron muy simples y bobas pero poco a poco fueron tomando seriedad y les deje la tarea de estar atentos a estas cosas para en otro momento volver a platicar. También yo me subí al tren y les di mis respuestas. Fue algo que se me ocurrió en el momento y que nos hizo aterrizar a estar pendientes de cosas positivas y hacer introspección, a darle sentido a lo que estamos viviendo y a ver las diferentes visiones de cada uno.

Esta super interesante darme cuenta de la sensibilidad que tienen y cómo los tenía encasillados y etiquetados en muchos aspectos. No crean que los agobio con las preguntas todo el tiempo, cero, fue un día y no he vuelto a platicar; ya tendré oportunidad o se me ocurrirá otra dinámica. Por lo pronto atesoro ese momento que viví y listo a lo que sigue. 

Con lo anterior, pude darme cuenta de que al relajarme yo en el aprendizaje del momento y al simplemente estar presente sea lo que sea que estoy haciendo, ellos están más tranquilos y la casa funciona mejor. Nos damos momentos para todo y dejamos las expectativas fuera. 

Yo soy una persona que divaga muchísimo y además se exige muchísimo. La autoperfección y la autoexigencia son mi día a día. ¿Y qué creen? estoy agotada todo el tiempo y además no me da tiempo de nada. Empiezo mi día con mil ideas y termina sin haberlo logrado casi nada. Obvio frustrada. Un ejemplo, me levanto y pienso: voy a hacer un café y en el camino me encuentro el closet abierto y decidido acomodar la ropa, a la mitad veo que tengo mucho polvo y empiezo a limpiar y para cuando me doy cuenta ya tengo todo el closet patas para arriba ya pasaron 2 horas y no me he tomado el café por el que iba. Así me paso el día entero. Entonces decidí hacer algo al respecto para poder entrenar mi mente.

No hago nada si no termino lo primero. Osea si voy por café, voy por café no importa que pase en el camino, como caballo con careta y no veo más que al frente. Esta es mi meta esta semana; una cosa a la vez y entrenar a mi mente a estar en esa misma cosa y no divagar porque mi cuerpo la obedece inmediatamente. Pienso algo y para cuando me doy cuenta ya mi cuerpo se movió de lugar a seguir la instrucción de ese pensamiento. El objetivo es vivir en el presente, regresar al camino. Este es el mejor momento para hacerlo, estamos encerrados, no hay que ir a ningún lado. En fin, lo voy a intentar y ya veré como me resulta. 

Si me permiten un consejo, yo esta semana trataría de trabajar con mayor calma, soltar tanta exigencia, conectar con nosotros mismos en principio y luego con los hijos a través de los sentidos. Trabajar algún aspecto propio que quieras mejorar, puedes hacer juegos de preguntas y compartirnos las que se te ocurran. Recuerden que somos una tribu y todo suma. Todas son buenas ideas.

 

Libro de recomendación:

Alderfer, L., & Maclean, K. (2009). Mindful monkey, happy panda. Boston: Wisdom.

Un comentario sobre “Las 3 preguntas

Agrega el tuyo

  1. Ir paso a paso sin expectativas directas en este momento de encierro obligatorio, es lo que hace que el crecimiento en familia sea más sólido y fascinante. Bien por todas las madres jóvenes que hoy en día tienen tantas herramientas a la mano y se apoyan en ellas.

    Me gusta

Deja tu respuesta

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Blog de WordPress.com.

Subir ↑